Los fines de la medicina estética son la restauración, el mantenimiento y la promoción de la estética, la belleza y la salud, para lo que utiliza prácticas médicas y de pequeño intervencionismo, en las que se emplea anestesia tópica o local y en régimen ambulatorio.
A todo ello se une que es cada vez mayor el número de personas que, sin presentar una patología previa, sí demanda una mejora de su imagen, aspecto que el Sistema Público Nacional de Salud no puede abarcar.
La Medicina Estética nunca utiliza técnicas de cirugía mayor ni que requieran anestesia general, como sucede en el caso de la cirugía estética, que en la mayoría de sus actuaciones implica un ingreso hospitalario del paciente.